Si el picor, las grietas y la descamación no desaparecen, este caso clínico te ayudará a entender por qué los tratamientos superficiales no funcionan. En Centro Podológico Henao diagnosticamos correctamente las dermatomicosis plantares y tratamos la raíz del problema de forma integral. Solicita tu evaluación especializada aquí.

Miguel, un operario de mantenimiento industrial de 45 años, llevaba más de ocho meses conviviendo con un problema que había pasado de ser una simple molestia a convertirse en una auténtica pesadilla nocturna. Lo que comenzó como un ligero picor entre los dedos de los pies se había transformado en un cuadro de picor intenso, ardor constante y piel agrietada que le impedía descansar por las noches.
Su jornada laboral de más de diez horas diarias con botas de seguridad cerradas había creado el entorno perfecto para que el problema se agravara progresivamente. Miguel había probado todo lo que encontró en la farmacia: cremas hidratantes ultra-nutritivas, polvos de talco, sprays refrescantes… incluso había cambiado varias veces de calcetines. Nada funcionaba. De hecho, las cremas muy humectantes que aplicaba generosamente cada noche parecían empeorar la situación.
«Ya no sabía qué hacer. El picor era tan intenso por las noches que me despertaba rascándome hasta hacerme daño», confesaría más tarde Miguel durante una de sus revisiones. La frustración era evidente: había consultado en dos ocasiones diferentes, recibiendo diagnósticos vagos y tratamientos genéricos que solo proporcionaban alivio temporal de uno o dos días.
Lo que Miguel desconocía es que no estaba luchando contra una simple sequedad de piel, sino contra una infección fúngica profunda que requería un enfoque completamente diferente al que había estado siguiendo.
Cuando Miguel llegó a nuestra consulta en Centro Podológico Henao, presentaba un cuadro clínico muy característico que inmediatamente nos alertó sobre la naturaleza real de su problema:
Durante la exploración física detallada, pudimos observar un cuadro clásico de dermatomicosis plantar con afectación tanto en planta como en espacios interdigitales. La piel presentaba un aspecto claramente patológico que iba mucho más allá de una simple sequedad o dermatitis irritativa.
Al inspeccionar cuidadosamente ambos pies, identificamos que el pie derecho estaba más afectado que el izquierdo, probablemente porque Miguel es diestro y tiende a apoyar con más intensidad ese pie durante sus actividades laborales, generando mayor fricción y presión en el calzado. La zona interdigital mostraba maceración importante con tejido blanquecino y frágil.
Un hallazgo clave fue la presencia de hiperhidrosis plantar marcada: al tocar la piel de la planta, esta estaba constantemente húmeda, incluso después de haber limpiado y secado el pie. Esta sudoración excesiva estaba actuando como un potente aliado del hongo, manteniendo el ambiente cálido y húmedo que necesita para proliferar.
Hallazgos en la exploración:
Aunque la presentación clínica era altamente sugestiva de dermatomicosis plantar, en nuestro protocolo de trabajo nunca asumimos diagnósticos sin confirmación. La experiencia nos ha enseñado que otras patologías como la psoriasis plantar, el eczema dishidrótico o la dermatitis de contacto pueden presentar síntomas similares, y cada una requiere un abordaje terapéutico completamente diferente.
Para confirmar el diagnóstico, realizamos una prueba con hidróxido de potasio (KOH). Este procedimiento consiste en tomar una muestra de las escamas de piel afectada y tratarla con KOH, una sustancia que disuelve las células de la piel pero no las estructuras fúngicas. Enviamos la muestra a nuestro centro de referencia para análisis microscópico, donde se pudieron visualizar claramente hifas fúngicas ramificadas, las estructuras características de los hongos dermatofitos.
El resultado fue concluyente: dermatomicosis plantar por dermatofito, con probable componente de Trichophyton rubrum, el hongo más común en este tipo de infecciones. Este microorganismo tiene una especial afinidad por la queratina de la piel, uñas y cabello, y puede permanecer latente durante años si no se trata adecuadamente.
Además, identificamos la hiperhidrosis plantar como un factor perpetuante crítico. No se trataba solo de un síntoma, sino de una condición independiente que estaba creando el ambiente perfecto para que la infección fúngica prosperara y recurriera tras cualquier tratamiento superficial.
El diagnóstico diferencial nos permitió descartar otras posibilidades como eccema dishidrótico (que presenta vesículas características que Miguel no tenía), psoriasis plantar (sin placas bien delimitadas con descamación plateada), y dermatitis de contacto alérgica (sin exposición clara a alérgenos específicos y sin mejora con evitación).
Explicamos a Miguel que su caso requería algo más que simplemente aplicar una crema antifúngica de farmacia. Necesitábamos atacar tres frentes simultáneamente: eliminar la infección fúngica activa, controlar la hiperhidrosis que la perpetuaba y prevenir futuras recurrencias. Solo un enfoque integral garantizaría resultados duraderos.
Lo primero fue realizar una limpieza mecánica profesional en consulta. Utilizando instrumentos específicos de podología, eliminamos todo el exceso de queratina y tejido descamado que el hongo había generado. Este paso es fundamental porque la piel engrosada actúa como una barrera que impide que los antifúngicos tópicos penetren hasta las capas profundas donde reside el hongo.
Durante esta sesión también realizamos un desbridamiento cuidadoso de las fisuras interdigitales, eliminando el tejido macerado y preparando la zona para una correcta cicatrización. La limpieza no solo mejora la eficacia del tratamiento posterior, sino que también proporciona alivio inmediato al reducir la carga fúngica superficial.
Basándonos en los resultados del cultivo, prescribimos un protocolo antifúngico tópico personalizado. En el caso de Miguel, seleccionamos un antifúngico de amplio espectro con actividad específica contra Trichophyton, combinado con un queratolítico suave que favoreciera la renovación de la piel sin irritarla excesivamente.
Las indicaciones fueron muy precisas:
Además, complementamos el tratamiento con terapia láser en podología, una tecnología que potencia la acción antifúngica y acelera la regeneración tisular sin efectos secundarios.
Este fue el punto diferencial que explicaba por qué los tratamientos anteriores de Miguel habían fallado. Mientras la sudoración excesiva mantuviera los pies constantemente húmedos, el hongo siempre tendría su ambiente ideal para volver a crecer.
Implementamos tratamiento con antitranspirantes podológicos específicos que contienen sales de aluminio en concentraciones terapéuticas. A diferencia de los desodorantes comerciales, estos productos reducen efectivamente la producción de sudor en las glándulas ecrinas del pie. La aplicación debía realizarse por las noches, sobre piel completamente seca, para permitir que las sales penetraran y bloquearan temporalmente los conductos sudoríparos.
Le explicamos a Miguel que su ocupación laboral era un factor de riesgo permanente y que necesitaba implementar cambios sostenibles en su rutina:
Primeras 48 horas:
Primera semana – Revisión telefónica:
Tercera semana – Primera revisión presencial:
Sexta semana – Alta clínica: Durante la revisión final, confirmamos la resolución completa del cuadro clínico. La piel presentaba aspecto sano, sin descamación patológica (solo la descamación fisiológica normal), sin eritema y con una textura normal. Las uñas que habían comenzado a mostrar signos de onicomicosis también presentaban mejoría, con el nuevo crecimiento ungueal sano.
Realizamos nuevas fotografías clínicas para comparar con el estado inicial, y la diferencia era realmente notable. Miguel expresó su satisfacción no solo por la eliminación de los síntomas, sino por haber comprendido finalmente las causas reales de su problema y cómo prevenirlas.
Le dimos el alta clínica con instrucciones claras de mantenimiento: continuar con las medidas de higiene y prevención, mantener el control de la hiperhidrosis durante los meses más cálidos o en periodos de mayor sudoración, y contactar inmediatamente ante cualquier signo temprano de recurrencia.
Si llevas tiempo sufriendo de:
✓ Picor intenso en los pies que empeora por la noche y te impide descansar correctamente
✓ Piel agrietada, descamada o con aspecto «escamoso» en la planta o entre los dedos
✓ Olor desagradable persistente en los pies pese a una higiene cuidadosa
✓ Sensación de ardor o quemazón especialmente al quitarte el calzado
✓ Fisuras dolorosas entre los dedos que sangran o supuran ocasionalmente
✓ Tratamientos previos que solo funcionan temporalmente y el problema vuelve a aparecer
✓ Sudoración excesiva en los pies que obliga a cambiarte de calcetines frecuentemente
Es muy probable que estés padeciendo una dermatomicosis plantar que requiere evaluación y tratamiento especializado. Los hongos en los pies no desaparecen solos y, sin el tratamiento adecuado, pueden extenderse a las uñas o a otras personas de tu entorno.
En Centro Podológico Henao, realizamos un diagnóstico preciso mediante pruebas específicas y diseñamos un plan de tratamiento integral que no solo elimina la infección actual, sino que previene futuras recurrencias mediante el control de los factores predisponentes. Si además experimentas otros problemas en los pies, puedes consultar todos nuestros servicios de podología en Bilbao.
¿Sufres de picor, grietas y descamación en los pies que no mejoran pese a usar cremas y tratamientos de farmacia? En Centro Podológico Henao contamos con protocolos específicos de diagnóstico y tratamiento de dermatomicosis plantares, incluyendo pruebas confirmatorias y control de factores como la hiperhidrosis. Solicita tu cita aquí y recupera la salud y comodidad de tus pies con un tratamiento definitivo.