Caso Clínico: Cuando el Calzado Nuevo se Convierte en tu Peor Enemigo – Bursitis Retrocalcánea

María: La Caminante que Cambió de Zapatos en el Momento Equivocado

María había tomado una decisión saludable cinco meses atrás: empezar a caminar todos los días como parte de su plan para perder peso. Durante años había llevado un calzado cómodo y conocido. Pero alguien le recomendó unas zapatillas «técnicas» con mayor amortiguación y drop elevado.

«Me dijeron que eran las mejores para caminar largas distancias», nos explicaba. El problema comenzó a las dos semanas de estrenarlas.

Al principio, solo era una molestia leve en la parte posterior del talón izquierdo. «Pensé que era normal, que había que acostumbrarse». Pero el dolor fue en aumento. Especialmente al final de sus caminatas de 5 kilómetros, el talón le ardía.

La Radiografía que lo Complicó Todo

Como muchos pacientes con dolor de talón, María acudió primero a otro profesional que le realizó una radiografía. Y ahí estaba: un espolón calcáneo visible como una pequeña espícula ósea.

«El espolón es lo que me está matando, ¿verdad? Por eso me duele tanto», preguntó esperando confirmación.

María llegó a nuestro Centro Podológico Henao convencida de que el espolón era el culpable. Había incluso buscado en internet sobre «cirugía de espolón calcáneo». Pero nosotros teníamos nuestras dudas.

Los Síntomas que No Cuadraban

Durante la entrevista clínica, María describió su dolor con detalle. Y cada descripción nos alejaba más del diagnóstico de fasciopatía plantar:

  • «Me duele la parte de atrás del talón, no tanto la planta»
  • «Empeora especialmente al final del día, después de caminar mucho»
  • «Siento como si el zapato me rozara constantemente en esa zona»
  • «Por las mañanas no tengo ese dolor punzante que tenía al principio, ahora es más al caminar»

Además, María había notado algo curioso: el dolor mejoraba cuando usaba su calzado antiguo, y empeoraba dramáticamente con las zapatillas nuevas.

La Exploración Física: Siguiendo las Pistas

La palpación fue reveladora. Presionamos la zona del espolón calcáneo en la planta del pie: sin dolor significativo. Palpamos la inserción de la fascia plantar: molestia leve, pero nada dramático.

Pero cuando presionamos la parte posterior del talón, justo donde el tendón de Aquiles se inserta en el hueso

«¡Ay! Ahí, ahí exactamente. Eso es lo que me duele», exclamó María.

El dolor estaba localizado en la bursa retrocalcánea, una pequeña bolsa llena de líquido que actúa como amortiguador entre el tendón de Aquiles y el hueso calcáneo. Y el tendón de Aquiles también estaba sensible a la palpación.

 

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La Ecografía: Desvelando el Verdadero Problema

Las radiografías muestran huesos, pero no pueden ver tejidos blandos como bursas o tendones. Por eso la ecografía podológica es fundamental en estos casos.

Al colocar el transductor ecográfico en la parte posterior del talón de María, la imagen fue clarificadora:

  • Bursa retrocalcánea claramente engrosada con líquido en su interior (señal inequívoca de inflamación)
  • Tendinosis leve del tendón de Aquiles distal con pérdida del patrón fibrilar normal
  • El espolón calcáneo visible: presente, sí, pero sin signos inflamatorios alrededor, como un espectador silencioso

«¿Ve esta zona oscura, María? Esto es líquido inflamatorio en su bursa. Y aquí, el tendón de Aquiles muestra signos de sufrimiento. El espolón está ahí, pero no es el problema».

Conectando los Puntos: El Calzado como Desencadenante

Todo empezaba a tener sentido. Las zapatillas nuevas de María tenían un contrafuerte rígido (la parte trasera del zapato) que rozaba constantemente contra la bursa retrocalcánea. Además, el drop elevado (diferencia de altura entre talón y puntera) modificaba su biomecánica, aumentando la tensión sobre el tendón de Aquiles.

El resultado: una bursitis retrocalcánea con tendinopatía aquilea distal. No fasciopatía plantar. No «dolor de espolón». Un diagnóstico completamente diferente que requería un tratamiento completamente diferente.

¿Por qué María? Los Factores Perfectos para la Tormenta

María reunía varios factores que explicaban su lesión:

El cambio brusco de calzado:

  • De zapatos planos y flexibles a zapatillas con contrafuerte rígido y drop elevado
  • Sin periodo de adaptación progresiva
  • Uso intensivo desde el primer día (caminatas de 5 km)

Factores anatómicos:

  • Ligero sobrepeso que aumentaba la carga sobre el talón
  • Tendón de Aquiles acortado por falta de estiramientos
  • Deformidad de Haglund leve (prominencia ósea posterior) que hacía más vulnerable la bursa

Factores de actividad:

  • Incremento súbito de la actividad física
  • Caminatas diarias sin descanso para la recuperación

El Plan de Tratamiento: Mucho Más que Cambiar de Zapatos

Diseñamos un plan integral para María que abordaba todos los aspectos de su lesión:

Fase 1: Educación sobre calzado (¡fundamental!)

Lo primero era lo primero: María necesitaba entender qué características debía buscar en su calzado:

  • Contrafuerte blando que no comprimiera la bursa
  • Drop moderado (4-6 mm) que no tensionara excesivamente el Aquiles
  • Puntera amplia para comodidad general
  • Flexibilidad en la zona metatarsal

Le recomendamos volver temporalmente a su calzado antiguo mientras tratábamos la inflamación, y después elegir un calzado de transición adecuado para sus caminatas.

«¿Entonces las zapatillas caras eran el problema?», preguntó incrédula. Exactamente. No porque fueran malas, sino porque no eran adecuadas para ella.

Fase 2: Control de la inflamación

Comenzamos con terapia láser de alta potencia dirigida específicamente a la bursa retrocalcánea y al tendón de Aquiles. El láser reduce la inflamación y acelera la regeneración del tejido tendinoso.

Complementamos con INDIBA, una terapia de radiofrecuencia que mejora la circulación y promueve la curación. María notó mejoría desde las primeras sesiones.

«Es increíble, después de cada sesión siento el talón menos inflamado», nos comentaba.

Fase 3: Biomecánica y descarga

Realizamos un estudio biomecánico que reveló una ligera pronación que, combinada con el calzado inadecuado, sobrecargaba aún más la zona posterior del talón.

Fabricamos plantillas podológicas personalizadas con una elevación específica en el talón para:

  • Reducir la tensión sobre el tendón de Aquiles
  • Disminuir la compresión sobre la bursa
  • Mejorar la distribución general de presiones

Fase 4: Ejercicios específicos

María necesitaba fortalecer y flexibilizar toda la cadena posterior de su pierna:

Estiramientos del tendón de Aquiles:

  • En escalón, manteniendo 30 segundos
  • Con pierna estirada y flexionada (para gemelos y sóleo)
  • Tres veces al día, especialmente antes y después de caminar

Ejercicios excéntricos:

  • Subir en dos piernas, bajar en una
  • Progresión gradual de repeticiones
  • Fundamentales para la regeneración tendinosa

Masaje con pelota de tenis:

  • En la planta del pie
  • En la musculatura de la pantorrilla
  • Para liberar tensiones

Fase 5: Progresión gradual

Le diseñamos un plan de retorno progresivo a sus caminatas:

  • Semanas 1-2: Caminatas cortas (1-2 km) con calzado adecuado
  • Semanas 3-4: Incremento gradual hasta 3 km
  • Semanas 5-6: Vuelta progresiva a sus 5 km habituales
  • Monitorización constante de síntomas

    Los Resultados: Caminando Sin Dolor (y Con los Zapatos Correctos)

    A las ocho semanas, María había vuelto a sus caminatas diarias de 5 kilómetros. El dolor había desaparecido por completo y la bursa retrocalcánea, en la ecografía de control, mostraba una reducción significativa del líquido inflamatorio.

    Lo más importante: María había aprendido a escuchar a su cuerpo y a elegir el calzado adecuado.

    «Ahora entiendo que no todo lo que es caro o ‘técnico’ es bueno para mí. Y he aprendido que ese espolón que tanto me preocupaba no era el problema. Gracias por explicármelo tan bien», nos comentaba en su última revisión.

    ¿Y el espolón? Seguía ahí, en su radiografía. Pero María ya ni se acordaba de él.

    La Lección del Caso de María

    Este caso ilustra dos verdades fundamentales:

    1. El espolón calcáneo raramente es la causa directa del dolor. En el caso de María, era un hallazgo radiológico incidental que distrajo la atención del verdadero problema.
    2. El calzado inadecuado puede desencadenar lesiones serias. No porque sea «malo» en sí mismo, sino porque no se adapta a la biomecánica y necesidades específicas de cada persona.

    ¿Te Duele la Parte Posterior del Talón?

    Si tu dolor se localiza en la parte trasera del talón, especialmente si:

    • Empeora con cierto tipo de calzado
    • Mejora al quitarte los zapatos
    • Se intensifica al final del día
    • Comenzó tras cambiar de calzado o aumentar la actividad

    Probablemente no sea el espolón lo que te duele, sino una bursitis retrocalcánea o tendinopatía aquilea.

    ¿Te Han Diagnosticado Espolón y el Dolor No Mejora?

    En Centro Podológico Henao somos especialistas en diagnóstico diferencial del dolor de talón. No nos conformamos con interpretar radiografías: utilizamos ecografía avanzada para identificar la verdadera causa de tu dolor.

    Nuestro tratamiento integral incluye:

    • Diagnóstico ecográfico preciso de bursas, tendones y fascia
    • Asesoramiento especializado en calzado adaptado a tu actividad
    • Terapias avanzadas (láser, INDIBA, ondas de choque)
    • Plantillas personalizadas para tu biomecánica específica
    • Programas de ejercicios individualizados

    Como María, tú también puedes volver a caminar sin dolor, aunque tu espolón siga en la radiografía.

    📞 Solicita tu cita y descubre qué te está causando realmente dolor.

    Centro Podológico Henao – Bilbao Diagnóstico preciso más allá de la radiografía